Admito
que en el silencio
la palabra pierde
la fuerza
de su definición.
Es en el poema
donde nace su
esencia,
sus ganas de gritar,
cada cual que la
interprete
a su libre albedrío…
Mas es mi designio
cuidar de las palabras
que escribo,
tratarlas con
cariño,
moldearlas con el
suave
movimiento del
pincel.
Nunca temeré
a las palabras,
mas puedo sucumbir,
anegarme de
silencios.
Taté
13/03/2016
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