Yo acostumbraba de niña,
reposar mi barbilla
sobre el alféizar
de mi ventana...
Y perder la mirada,
fijamente,
a ninguna parte,
escuchando el sonido
del silencio...
Dejando pasar
el tiempo sin control.
Esperando
que el silencio
hablara...
Desde esa ventana,
donde los ojos
se extraviaban,
la profunda luz
llenaba la casa...
¿Dónde
podré ocultar
esa inocencia
que regocijaba
la calma...?
¿Dónde
buscar silencios
que hablaran...?
Bajo esta estrella
no hay sitio
para palabras
rotas...
Taté
09/09/2015
No hay comentarios:
Publicar un comentario