recuerdos de un largo
y angosto pasillo,
que cercano terminaba
bajo dos anchos escalones...
El sonido de inocentes pasos
correteando sin conciencia de caídas...
La alegría desbocada
entre risas de juegos,
la ilusión cándida y jovial
de quienes dejaban su sombra
sobre la blanca pared...
En la atmósfera de cada día,
ese aroma que invocaba
la fragancia de la inocencia
de quienes no querían parar,
Taté
22/09/2015
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