A su manera,
mi padre me enseñó
a amar el mar,
le acompañaba
en aquellas mañanas
de veranos viejos
y me perdía
buscando caracolas
para oír su sonido...
A orillas de esa mar
pasaba las horas
como si el tiempo
no existiera...
Y respiré
un aire limpio,puro
con olor a sal.
Aprendí
de su humildad,
el respeto
a las pequeñas cosas,
a no pedir, ni desear
más de lo que tenía.
A su manera,
me miraba,
descubriendo
en su seriedad
las suaves figuras
de su infancia
en su rostro.
Aprendí
cómo se podía amar,
desde su silencio.
Y descubrí
mucho de él
en mí...
A su manera
me sonreía,
yo me veía
en su sonrisa.
Ahora sonrío,
y lo veo a él...
Taté
20/11/2015
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